domingo, 17 de junio de 2007


Carmen Virginia Rodríguez, es Amanda Reverón: seudónimo que utiliza desde el año 1988, para refugiarse en la poesía. Nace en Puerto Cabello, Estado Carabobo, el 20-04-1973. Desde hace varios años reside en la ciudad de la Victoria Edo. Aragua.

“De la Noche a tus Ojos”, es su primera obra publicada (Autor - Editor octubre 2004). En este poemario la noche simboliza el olvido y los ojos el recuerdo, entre un espacio y otro ocurren estos poemas cargados de introspección y sensualidad femenina amparados en lo óntico del ser.
El poeta y filosofo Nelson Guzmán dice en el prólogo del libro: “La poesía de Amanda Reverón pone a la psiquis como testimonio del enfrentamiento entre el cuerpo y las promesas que no se pudieron cumplir”. “Es una poética del rastreo del encuentro y el desencuentro, de un mundo que necesariamente debe sucumbir a ratos a la religiosidad de la conciencia, o a la ebriedad del cuerpo…


Participaciones especiales: II Festival Mundial de Poesía 2005
Actualmente se desempeña como Coordinadora de la Plataforma del Libro y la Lectura (Aragua) del Ministerio del Poder Popular para la Cultura (Venezuela).
Organizadora por el estado Aragua del
1er Congreso Nacional de Cultura 2006 Capitulo Aragua
Feria Internacional del Libro (FILVEN 2006) Capitulo Aragua
4to Festival Mundial de Poesía 2007 Capitulo Aragua
Obras Inéditas: Era se una Vez Daniela… (cuento infantil) Inventarios (poemario) Crónicas del desamor (Monologo) otros.

Partes del Prólogo /Por Aída Calderón Ochoa

PROLOGO

Desde hace años, me preocupa la situación de la mujer en el mundo, de cómo es formada desde todos los tiempos, en un mundo donde, supuestamente, los hombres representan la cultura y las mujeres la naturaleza. Donde la sexualidad masculina es agresiva y potencialmente letal, la femenina difusa, tierna y orientada a las relaciones interpersonales, pero que debe involucrarse, cada vez más, en los eventos y procesos que moldean sus vidas. Es por eso, quizás, que Amanda Reverón me invitó a escribir un prólogo para estas páginas que son como un largo travelling autobiográfico, en el que se evidencia la existencia de una mujer apasionada, que rastrea el mundo con agudeza y sensualidad.

“Estoy hecha... de saliva de sudor
de esa clase de fluidos que alimentan el alma
y consuelan el cuerpo”.
Esta forma de plasmar la realidad permite que la autora nos ofrezca un poemario vívido y audaz... De otros diluvios es ese vaso con whisky con el que brindamos por todo lo pasado y por lo mucho que nos queda por vivir. Y brindamos porque siempre reconforta que alguien nos haga entender que la exaltación de la vida no es otra cosa que el elogio de la duda, como puede verse en “Naufragio”...

Refleja que el amor de pareja representa la excitación y el placer inacabable... que puede unirse en una montaña rusa de delicias sensuales, la espectacularidad del sexo mientras se disfruta del botín que la vida ofrece en “Vientre en Tempestad”. La soledad sentimental, pasiones bullentes se manifiestan en “Este “peo del amor”, donde alterna primeros planos repletos de pasión, con planos generales, distantes, salpicados de ironía... llenos de reproches, ausencias, recuerdos, monotonía... desolación... masturbación...

Entre las cosas buenas que suceden cuando alguien te invita a prologar su libro, es que puedes sacar el polvo a más de uno de esos pozos de conocimiento que nos vigilan desde lo alto de la estantería, para dar un masaje para el alma, como lo es este poemario que hasta ofrece unos conjuros para sobrevivir, para el despecho y para detener el tiempo...

Aída Calderón Ochoa
Dedicatoria

A mis padres:
Martina Caldera de Rodríguez
y
Carlos Arturo Rodríguez Ruíz
Por enseñarme
como sobrevivir a los diluvios…


Agradecimiento


Al fotógrafo Rómulo Ollarves, por compartir conmigo su universo de imágenes, su experiencia y su talento.
A: Egrí Sánchez y María Rosa Salazar, por su amistad constante y honesta.
A mis vecinas y amigas, compañeras en lo cotidiano : Doris de Angulo, Elizama Álvarez, Edilia Amarista, Luz Marina de Bonilla, Victoria Elena de Mendoza (La Negra), Marisela de Forte.

He decidido:

Desvestirme nadar hasta la orilla y quemar uno a uno mis harapos
despojarme de los resentimientos desmenuzarlos hasta que no queden
sino retazos de otros tiempos
reinventarme desde mi olfato desde el olor a mar a tierra mojada a lluvia
por venir…
quedarme en algún rincón de tu memoria
caminar por esas calles repletas de sol y de soledades
sentarme en la acera del frente para despedirme de las nostalgias
mirarme frente al espejo sin sentirme una completa extraña
tocar cada parte de mi cuerpo sin evocarte sin extrañarte
centrarme en la cotidianidad de mis horas sin desgastarme.

Ha prescrito

El derecho al despecho
ha prescrito
es absurdo
no lo niego
ya el amor no
es, lo que antes era / así mismo el desamor.

Han desaparecido
del ámbito nocturno
las rocolas
han disminuido las atormentadas
almas que se ahogaban en licor
en los parques ya no pasea un hombre con las manos en los bolsillos.
Las últimas horas

Seguramente
estas no serán las últimas horas
y aún cantaran los pájaros
augurando despedidas.

Entonces
sembraré agujeros en el tiempo
con aleteos plenos de memoria
fieles a la esperanza quijotesca
para no temerle a los molinos
(ni al viento).

Seguramente
desandaré
y estas horas
pretenderán sentenciarme
pero yo sé
que no serán las últimas.
Aún no me espera la lluvia

Digamos que aún no me espera la lluvia
que puedo montarme sobre el tejado
y hacer el amor con los pájaros
con el sol a mis espaldas.

Despejar las incógnitas
de las nubes que pasan
trastocar con mis manos
la incertidumbre del tiempo.

Digamos que aún no me espera la lluvia
que este olor es apenas la sentencia

de las gotas que empaparan sin remedio
los ecos de mi existencia.





Conjuro (I)

Para salvarme de las sombras:
me encumbrare en tus ojos
moveré la tierra hacia tu norte
trasmutare el agua en polvo
allanaré el camino hacia tu piel
atraparé el canto de los pájaros
que anidan en el tiempo cósmico de tu ser.


Conjuro (II)

Para atrapar mi alma (Laqueus anima):
ojos de hechicero
mano espectral
piedra a carne
cadena de rayos
espejismo arcano
hechizo de fuego
magia de las sombras
boca encantada
soplo de viento
espejo mágico
página secreta
palabra poderosa
arma encantada
(solo tu amor).


Conjuro (III)

En la esfera prismática
sólo habitan pájaros
de plumas negras
sus picos me recuerdan
el perfil de la sombra
grabada en la pared morada
del cuarto donde suelo dormir.
Conjuro astral
quédate en mis manos
para retener
ésta tempestad de duendes
alquimia de sudores
desprendidas de sus ganas
Repercussus ex intueri (reflejo de la mirada)
si es preciso invocare lenguas muertas
para amarrarme a su alma.

Conjuro (IV)

Para sobrevivir la noche:
Escarcha de pájaros
lluvia a cantaros
rocío de otros tiempos
una pizca de silencio
polvo de recuerdos
una gota de sudor
(que emane de su cuerpo).

Conjuro (V)
A: Raquel Levy Álvarez


Para el despecho:
Uña de gato ( para el ratón)
retazos de luna llena
esencia de colas de camaleón
una vela roja (para invocar la pasión)
cáscaras de recuerdos
lagrimas de cocodrilo
nostalgias y melodías
(escoja usted una canción)
fragmentos de los ojos del gitano en cuestión
ligado con aguardiente de caña
(puede usarse cualquier tipo licor)
es oportuno señalar
que
gota
a
gota
debe tomarse esta poción.

Conjuro (VI) A: María Teresa Rodríguez Caldera


Detener el tiempo
es fácil:
hay que hacer un brebaje
que contenga las hojarascas
secas de sus manos
un muro de vientos
que susurren su voz
una boca mágica
para atrapar sus besos
escribir un poema
que resucite el amor.

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